RECADO
El
enjambre de mis palabras
será
tu sentencia.
Te
equivocas
no
fue mi lengua
la
que terminó
clavándose
en tu corazón
donde
nacían las mariposas.
Solo
fueron tus manos
las
que cogieron
mis
sueños del desierto.
No
te creo nada
por
eso nada te pido,
sino
que me devuelvas la risa
que
un día te regalé
y
la dejé colgada
en
tu puerta
como
una vieja guitarra.
Raúl Jurado
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